En la erupción del Monte Ontake (prefecturas de Nagano y Gifu, Japón) murieron 57 personas. Kazuo Wakabayashi, escalador de 66 años, fue uno de los fallecidos.
Su cámara estropeada en el accidente, ha sido reparada, rescatadas sus fotos, y devuelta a su familia de las manos de Nikon. El cuerpo de cámara sucio por la ceniza del volcán volvió a su vivido color rojo, y la familia del excursionista fallecido agradeció ese inesperado retorno.
Wakabayashi-san, quedó atrapado, de noche, en la erupción del volcán el pasado 1 de octubre. Fotógrafo de afición fue a esa montaña para escalar, pescar y retratar el bonito paisaje. Su cámara, ahora una reliquia, fue comprada durante el mes de julio. Aunque repararla fue laborioso, la verdadera dificultad fue salvar sus fotos. De sus imágenes, solo se lograron recuperar las fotos de 1 día.
Aunque repararla fue laborioso, la verdadera dificultad fue salvar sus fotos.
Cuando la familia se planteo arreglar “de alguna manera” la cámara, la noticia llegó a Nikon a través del periódico japonés Yomiuiri Shinbun, y se ofreció a repararla. El Servicio Técnico de Nikon tardó unas 10 horas para reparar, gratuitamente, la lente, el visor y otros componentes internos. También pulió cuidadosamente el cuerpo de la cámara, para poderla entregar a la segunda hija del fallecido de 34 años. Los datos fotográficos fueron salvados, y aunque pudieron resurgir muchas fotos, unas 200 imágenes se perdieron en el accidente para siempre.
Los responsables de Nikon más que estar contentos de haber podido reparar la cámara, se alegraron que esta pasara a manos de su hija, que a partir de ahora será su amada cámara. Los datos fotográficos fueron salvados, y aunque pudieron resurgir muchas fotos, unas 200 imágenes se perdieron en el accidente para siempre.
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